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Modernidad en América Latina


América Latina se refiere a los países de habla española y portuguesa del continente americano, incluyendo a Puerto Rico. Esta acepción suele considerarse incompleta al excluir territorios que sin ser específicamente de habla hispana o portuguesa, culturalmente pueden considerarse latinos. En su acepción englobaría también a los países de habla francesa como Haití y la Isla Clipperton. Según la definición de la Real Academia española, América Latina es el conjunto de los países americanos que fueron colonizados por naciones latinas, es decir, España, Portugal y Francia.​ Para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término Hispanoamérica o, si se incluye Brasil el término Iberoamérica.

Según la referencia, en 1955 el Museo de Arte Moderno celebró una muestra titulada arquitectura latinoamericana desde 1945 que definió los parámetros de cuán moderno se leería la arquitectura en América Latina. En donde se destacaron los temas de la última década en la región, sus protagonistas, la historia y artes visuales, la construcción, el uso del hormigón armado y sus influencias. Se mencionó que latinoamérica no tenía grandes "líderes" arquitectónicos, y fue una reacción a los modelos europeos y norteamericanos. Desde luego la arquitectura tiene relación con la economía de las regiones, la fuerza impulsora de los procesos políticos, industriales, sociales y el desarrollo tuvieron su expresión después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando esta acabó hubo cambios liderados por la economía neoliberal. América Latina en la construcción reasigna la arquitectura, el urbanismo y los paisajes dentro de nuevos parámetros y se posiciona como el centro del mapa al expandir la propia colección de obras del MoMA. El catálogo se define como un recurso para la “reevaluación histórica y contemporánea del legado arquitectónico” no solo del período en cuestión sino de la arquitectura moderna en la propia América Latina. Si la intención es presentar una historia de las obras, actores y desarrollos de esa arquitectura, entonces la muestra no explica completamente el material mostrado, su importancia y su relación con otras obras del mismo período. Hay muchas razones para estas fallas, como la ambición y escala de la exposición, la organización del material y un continuo de ubicación, la falta de información auxiliar sobre los proyectos y, lo más importante, la ausencia de información directa. Sin embargo, se presenta dibujos, bocetos, maquetas y fotografías de época de las obras durante y después de su construcción: las ideas de Lúcio Costa para Brasilia, o los modelos de estudio de Eladio Dieste de los sinuosos muros de la Iglesia Atlántida en Uruguay, o las perspectivas idealizadas de las cajas de vidrio de Augusto H. Álvarez para la Ciudad de México. En el centro de América Latina se encuentra la noción de construcción. El mapeo de América Latina ha sido, desde su “descubrimiento”, un esfuerzo controvertido. En el acto de cartografiar, los cartógrafos emplean convenciones no solo para proporcionar un sentido de ubicación, sino también para proponer una lectura concisa de lo que son las complejidades del territorio. Sin embargo, los mapas también son expresiones de territorialidad, política y proyecciones de estructuras de poder. En cambio, América Latina en la construcción desarrolla una concepto histórico de la arquitectura.

La pérdida, la nostalgia, el anhelo y la ilusión ocasional fluyen debajo de la superficie. La modernidad se centró en: Primero, América Latina como región colectiva, jugó un papel clave en la conceptualización de la era de la Guerra Fría, el "Tercer" o "Mundo en desarrollo". Por lo tanto, el desarrollo que promueve la modernización e industrialización en todos los aspectos de la vida fue la fuerza rectora predominante que generó gran parte del trabajo contenido en la exposición. Segundo, la modernidad en América Latina fue esencialmente una narrativa de lucha, desafiada por las vicisitudes políticas de una región que vacilaba entre la democracia y el autoritarismo, y marcada por el crecimiento de la población, la migración y la reestructuración socioeconómica. Tercero, las políticas de desarrollo y las luchas de la modernidad se concentraron más en la ciudad. Algunos ejemplos de esto ocurre en la Ciudad de México, La Habana, Caracas, Río de Janeiro, São Paulo, Montevideo y Buenos Aires. El desarrollo de los países latinoamericanos fue concebido como un proyecto nacional y en ocasiones continental, se puede argumentar que este elemento de la exposición nos dice más sobre la actual condición sociocultural y económica. El urbanismo fue un tema dominante en los discursos arquitectónicos de la época, debido a la rápida expansión de las ciudades latinoamericanas. La capacidad de crear la ciudad ideal, un sueño y una realidad recurrentes dentro de la cultura de la modernidad siempre han estado presentes. Por eso, se puede encontrar una capilla lateral reservada para la adoración de la Brasilia de Oscar Niemeyer, así como la contemplación de visiones sin construir de esta reconocida ciudad que hubieran hecho sonrojar a personajes como Ludwig Hilberseimer o Paul Rudolph. En gran parte se ignoran las prácticas de planificación regional y nacional como planificación. El destello de nuevas construcciones en las metrópolis de países como Argentina y Venezuela cada vez más "globales" de la región y el crecimiento constante de una cultura arquitectónica suscitan la posibilidad de que la modernidad nunca ha dejado de existir.

América Latina ha recibido poca atención en las historias de la arquitectura en inglés. Le Corbusier y otras figuras europeas y norteamericanas fueron la influencia en los diseñadores y edificios más importantes de América Latina, sin reconocer que también ocurrió lo contrario. La modernización del entorno construido en América Latina comenzó a fines del siglo XIX, décadas después de las guerras de independencia de España y la separación más pacífica de Brasil de Portugal en 1822. Durante sus 300 años de dominación, las dos potencias ibéricas impusieron una religión común, idiomas afines, planes urbanos uniformes y estilos de construcción europeos. La independencia trajo el rechazo y la recuperación de los diseños del pasado cultural español y portugués de América Latina, mientras que las economías de estas nuevas naciones siguieron dependiendo de la exportación de materias primas a los centros urbanos europeos y norteamericanos, que llegaron para simbolizar todo lo nuevo y próspero. Por lo tanto, la construcción y representación de la modernidad en el siglo XX estuvo marcada por la lucha de los latinoamericanos por crear culturas propias. Este proceso se desarrolló más claramente en las artes visuales, la literatura y la música, pero la arquitectura también fue influenciada con las culturas, tradiciones y estilos de construcción europeos. La modernidad latinoamericana representa identidad, cultura y tradición. Se considera que es contemporáneo debdo a que es influenciada por las ideas europeas y norteamericanas pero no deja a un lado lo que los representa verdaderamente.


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