El jueves 7 de octubre de 2021, el arquitecto Jorge Rigau habla sobre el proceso de restauración de la Iglesia San José ubicada en el Viejo San Juan en Puerto Rico. Esta es la segunda parroquia más antigua en América. Este proceso contó con una investigación, diseño, restauración y conservación y duró casi veinte años. Su propuesta arquitectónica es una simbiosis de intervenciones de carácter contemporáneo con otros planteamientos de conservación y restauración más tradicionales. El conjunto constituye uno de los proyectos más importantes llevados a cabo en Puerto Rico en las últimas décadas y, como tal, ha sido reconocido por las organizaciones profesionales del país. Jorge Rigau obtuvo su grado profesional de arquitectura en la Universidad de Cornell en Nueva York, una maestría en historia en la Universidad de Puerto Rico, tiene una extensa trayectoria profesional, cuenta con proyectos y libros premiados en Puerto Rico y otros países, su firma ha elaborado por décadas proyectos de nueva factura, espacios públicos y restauraciones. Entre estas últimas se encuentra la Iglesia San José del Viejo San Juan. Rigau también es un investigador pionero de arquitectura del caribe hispano, fundó la nueva escuela de arquitectura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico, para la que se desempeñó como decano por once años, cofundó además el primer programa de arquitectura paisajista del país y ha dictado cursos, seminarios y conferencias en Europa, en el Caribe, Norteamérica y en Suramérica. La Universidad Politécnica de Puerto Rico lo nombró profesor distinguido de la institución y la asociación de escuelas de arquitectura de los Estados Unidos le confirió en título de profesor distinguido a nivel nacional. Recientemente se culminó la restauración de la Iglesia San José en el Viejo San Juan en Puerto Rico. Muchas personas participaron en este proyecto. Es un proyecto que ha significado mucho para la población que ha tenido la oportunidad de estar allí, pues hubo un enfrentamiento con las posibilidades de la restauración hoy día, y la capacidadad de la restauración de comunicar. Desde ese punto de vista, la oficina de Rigau se vio envuelta durante ocho años después de las investigaciones previas. Muchos profesionales, arquitectos, firmas, universidades puertorriqueños y estadounidenses miraron y observaron el panorama en el que se encontraba la iglesia para producir una información que serviría de base para lo que fue más tarde la fase de diseño. Hubo mucho esfuerzo, muchos contratistas y obreros trabajaron en esta iglesia. En las restauraciones, uno nunca puede estar seguro de como está afirmando las desiciones. Así que el arquitecto balanceó los temas de ética en la iglesia, investigación, hallazgo, restauración y diseño. Más allá de ser un edificio histórico, es un edificio con un entronque o una mezcla firme, la cultura puertorriqueña y la cultura caribeña. El templo es originado por los frailes dominicos. También se toma en consideración la figura clave de Antonio de Montesinos quien fue de los primeros en abogar por la condición humana de los indígenas, apelando por un mejor trato y entendimiento, y también la figura de Bartolomé de las Casas quien tenía la misma misión de Montesinos. Estos monjes dominicos sentaron las bases de una iglesia que es proactiva socialmente. Cambeche fue un pintor de muchas de las obras que había en la iglesia, el emperador Carlos V que donó dinero para la primera fase y cuyo escudo está dentro de la iglesia y Sixto V el famoso papa de las grandes reformas parrocas de Roma. Todas estas personas respaldaron la construcción de la iglesia.
La iglesia de San José es grande, fue construída con mucha ambición. Al inicio de la reconstrucción se alzaron unos andamios para poder comenzar, y cerca de la cúpula y el área del prebiterio se encuentra una gran grieta que preocupa a muchas de las personas involucradas en el proyecto. Al final del siglo XX se empañetó toda la iglesia, pero para la reconstrucción todos esos trabajos de mampostería se quitearon. En algún punto del proyecto llega el momento en el que el arquitecto debe moverse hacia una dirección en específica, toma las investigaciones de otros, y adicionalmente se realiza una investigación propia, dependiendo de las vertientes y posiciones que uno mismo asume, para finalmente dirigir la mirada a algunos aspectos particulares. Rigau, junto a otros arquitectos, toman en consideración en un inicio el posible aspecto de la iglesia, exponiendo la problemática situación de que muchos puertorriqueños desde hace décadas no desean americanizar el aspecto físico de Puerto Rico. El propósito es subrayar que antes que todo somos hispanos, y tomando esto en cuenta se realiza una visión para la iglesia basada en el origen. Se intent buscar las ideas originales que se pensaban para la construcción de la iglesia, cuentionándose el ¿de qué otra manera hubiera sido esta iglesia?. Pero esto fue un problema porque hasta el día de hoy no se han encontrado los planos originales. ¿Dónde establecemos que es el origen? La iglesia tuvo varias fases a través del tiempo. Se tomó como objeto destruir todo lo que vino después. Rigau como arquitecto e historiador se tomó la tarea de investigar al ultimo sacerdote que estuvo en la esta iglesia, quien escribió un libro titulado “IGLESIA SAN JOSE: Templo y Museo del Pueblo Puertorriqueño”, y también investigó a los historiadores que han reinterpretado como es la manera correcta de mirar esta iglesia y la arquitectura de esta época. Entonces Rigau desea plantearle al público lo que es verdaderamente la iglesia de San José, más alláde ser la segunda iglesia más Antigua de América. Esta iglesia ha crecido a través del tiempo, las distintas órdenes religiosas que estuvieron a cargo, en base a su posicionamientos añadieron valor a la iglesia. Los primeros fueron los Frailes Dominicos, orden de los predicadores, que vinieron a viejo mundo a evangelizar. Utilizaron el hormigón y el color ocre, dorado y negro. Los segundos fueron los padres jesuitas, quiénes piensan que a través del arte se llega a Dios. Estos estuvieron aproximadamente diez años en el siglo XIX, y pintaron el techo de la iglesia para simular una bóveda celeste, también unos estilos neogóticos engañando el ojo pero simulando profundidad donde no la hay. En su intent de ornamentar, optaron por poner un piso de mármol en la iglesia. Actualmente, para celebrar el legado de los padres jesuitas, y como parte de la restauración, se colocó un suelo de mármol, esta desición también asume un rol de tradición teológica medieval. Los cristianos piensan que mientras vas caminando hacia el altar, a su ves, vas caminando hacia la luz, por lo tanto se tomó la desición de poner partes del mismo mármol, pero pulido para reafirmar esta creencia. También de los jesuitas se trató el tema de la iluminación, el cual es un tema contemporáneo, ya que antes no había luz eléctrica. Se diseñaron una iluminarias, unas lámparas colgantes, que simulando las estrellas de las bóvedas celestes jesuitas, a manera de reinterpretación. La tercera orden, fue la de los padres paules, en el siglo XX. Estos tienen como misión el lema de San Lucas, que es la de llevar a los pobres la buena nueva. Estos no aportaron a la arquitectura aunque si instalaron vitrales de España. Estos vitrales en algún punto de la historia, por motivos de gustos, se quitaron para que más tarde, durante la remodelación se encontraran en su estado original, se llamó a la misma agencia de vitrales que los construyeron, que aún opera, para que le hicieron algunos arreglos menores, y finelmente se montaron nuevamente, y se diseñaron algunos nuevos.
Se procedió a organizar y planear una especie de calendario, para saber en qué y cuándo se trabajará en base a etapas. Esto se manejó muy bien aunque si hubo unos retrasos ya que al ser un edificio antiguo en Piedra se hallaron algunas deformaciones. Para la década de 1930 se realize un registro del edificio en dibujos, en base a esto, Rigau y el resto de arquitectos realizaron otros dibujos. El arquitecto mencionó que: “En una restauración, el propio edificio siempre es una fuente de información primaria. El que sabe leer lo que un edificio registra va a saber interpreter y saber con Certeza en que dirección moverse.”. En la conferencia se hace referencia a la siguiente cita del libro “Historia bajo sospecha” de Gervasio García que dice: “Armar totalidad desde fragmentos y empatar sucesos con procesos, llenar los silencios que dejan los documentos, son desafíos obligados de los que rastrean el pasado. Y, encima de esto, la asignatura de validar la evidencia factual y el atrevimiento de las conclusions.”. Donde se resume de lo que uno tiene que enfrentar a la hora de realizar una restauración, y más aún si es de gran valor emblemático. La iglesia de San José es un monumento. Durante el proceso, también se incorporaron arqueólogos de la arquitectura. Estos determinaron todas las intervenciones de las distintas etapas de la historia de la iglesia. Se trabajaron con paredes de cal para no quitarle la respiración de las paredes y darle cierta permeabilidad. Con la piedra existente, se hicieron pruebas para corroborar que el material no halla corrompido con el paso del tiempo, a su vez, se iba comparando el material antiguo con el nuevo, lo que hizo que este proyecto fuese un experimento. Durante la guerra hispanoamericana, la iglesia de San José recibió dos bombazos. Para conmemorar este acto histórico, se decidió exponer el material original que se utilize para cubrir el bombazo, en el interior también se decidió dejar la huella del techo original que tuvo la iglesia a dos aguas. Los vitrales de los padres paules, se montaron con la accesibilidad de poder desmontarlos en caso de que llegue un huracán a la isla. Respecto al tema del arte sacro de la iglesia, se deseaba que respondiera a las devociones originales de la iglesia y que volviera a responder al trayecto extendido histórico. El reto de diseñar el altar para esta iglesia, fue que esta no tuvo altar por siglos, ya que el ritual de la misa católica se celebraba de espalda y no es hasta el Concilio Vaticano II en la década de 1960 en el que entonces la misa se celebraba mirando hacia la audiencia. Para diseñar el altar en un contexto que está lleno de simbología, se planteó desde esa misma dimensión. Se realiza una alegoría a los tres pilares de la fe, representados por el ladrillo ya que la fe se construye poco a poco, individualmente y con paciencia. El segundo pilar es en madera porque la fe nace a través de los años y se extiende. Y, el tercer pilar es en mármol representando la fe sólida. Lo más gratificante de un renovador, de un diseñador y de un visitante es realizar un contraste entre lo que se ve y todo lo que ocurrió en ese lugar.
El arquitecto e historiador Jorge Rigau trabaja la contemporaneidad de la iglesia San José ubicada en el viejo San Juan, a través de las medianeras, las escaleras que cumplen con sus códigos, baños, el cuarto eléctrico, las escaleras de servicio y piezas de arte sacro. El manejo del tiempo es un tema que como Enric Miralles, está siempre presente. Lo nuevo es la continuidad de los cambios, la nave cuenta con los vitrales nuevos con luces led para poder leerse, estos fueron donados por la familia de José Ferrer. La familia Fonalleda donó un crucifijo que a su vez forma como parte del arte sacro que contiene la iglesia. En la nave hay un San José miniatura que fue tallado por Enid Sanders en la pila bautismal, la pila la diseñó Jaime Suárez y su hermano Tito Suárez diseñó la tapa. El tallador Julián Collazo trabajó en unas esculturas de figuras humanas sin cabeza para un nicho representando a todas aquellas personas que han trabajado y colaborado de una u otra manera en la restauración de la iglesia sin importar el año en el que hayan trabajado, incluye aquellos que no son reconocidos o aquellas personas que el tiempo borró, también se diseñaron bancos y un viacrucis. Esta histórica iglesia representa muchas cosas para muchas personas, pero si hay que estar de acuerdos en algo, es que es una pieza arquitectónica contemporáneo cuyo valor es incalculable.
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