(Junto a Naomi Romero)

La imperfección y la fragmentación son conceptos que comparten ciertas cualidades. Aunque la fragmentación pueda llegar a ser en sí una perfección, también es capaz de actuar como un desacierto ocurrido en la comunicación de una idea. En ocasiones estas cualidades hacen de una obra un “no es esto, pero tampoco esto”. La gran magnitud de oportunidades que la imperfección brinda puede dejar a la deriva la clasificación exacta de una obra. Algunos ejemplos de esto son Frank Gehry y Rafael Moneo, quienes representan polos opuestos de un mismo espectro.
Frank Gehry trabaja un enfoque deconstructivista, donde el diseño parece ser fragmentado. La relación parte de un todo está siempre presente en sus obras. Sin embargo, este enfoque poco convencional ha dejado en discusión la naturaleza de sus proyectos. ¿Será escultural o es arquitectura? Un buen ejemplo para explicar el carácter de los productos de Gehry es la Cabeza de Caballo ubicada en Berlín, Alemania. Este proyecto dejó una impresión enorme en los arquitectos del momento quienes opinaban de distintas maneras acerca del mismo. Muchos arquitectos no consideraban la obra como arquitectónica, argumentando que era muy subliminal para ser funcional y que su materialidad plástica solo apoyaba su clasificación como escultura. Mas, sin embargo, la Cabeza de Caballo de Gehry es una combinación perfecta de ambos mundos, es en sí un vehículo para el estudio de varias técnicas modernistas de la fragmentación. Cualidad que define la autoría del arquitecto. Aunque bien su materialidad puede convertir la obra en una escultura, las regulaciones, líneas reguladoras y la lógica tradicional del dibujo arquitectónico lo mantienen como símbolo del avance de la arquitectura. La Cabeza de Caballo de Frank Gehry es en raíz una expansión creativa del campo de la arquitectura, así como el de la escultura, un proyecto tan revolucionario que abrió nuevas puertas a un nuevo estilo de arte.
Rafael Moneo trabaja la compacidad arquitectónica y la luz cenital ambiciosamente. La compacidad en la arquitectura permite dejar lugar a lo acumulativo, a lo azaroso, a lo aritmético o inorgánico, a lo sumatorio o yuxtapuesto mientras favorece la individualidad y la diversidad de los elementos frente a la riqueza o sofisticación de sus relaciones, y a las organizaciones esquemáticas frente a las articuladas. Los sistemas de entradas que Moneo diseña como pozos o capilares permiten que la iluminación y ventilación penetren de forma compacta sus obras. En los proyectos de Rafael Moneo los muros tienen un papel constructivo y de coherencia. Con estos muros logra formular un sello personal o su identidad de ordenación y construcción. Los muros definen la naturaleza de sus espacios. También sus cubiertas logran expresar fuertemente la individualidad de los recintos y del arquitecto. Muchos proyectos de Moneo presentan lucernarios, fachadas ciegas, muchas luces cenitales, fragmentación, plantas libres, espacios neoplásticos y plantas bloqueadas por fuertes muros. Todos elementos forman repeticiones y composiciones de individualidad por parte del arquitecto.
En conclusión, podemos poner en observación la fragmentación y la imperfección en diferentes puntos de espectro con dos de los arquitectos más influenciadores de la arquitectura moderna. Dos de los profesionales que se adentraron en las aguas inciertas de un nuevo estilo y brindaron innovaciones increíbles a la arquitectura. La capacidad de Gehry de combinar el mundo de la escultura con la arquitectura para generar un nuevo lenguaje y el metódico estudio de Moneo de las formas y la incorporación de la aritmética con el fin de una composición estructurada nos brinda nuevas formas del pensamiento. La autoría, el ordenamiento y el estilo de estos dos arquitectos es preciso y claro, formado a lo largo de los años con el estudio de formas y la incorporación protagónica de ramas adyacentes a la arquitectura.
Comments